Un vuelo de Volaris procedente de Tijuana con destino a Veracruz realizó un aterrizaje de emergencia en el Aeropuerto Internacional de Monterrey la noche del martes 11 de noviembre, debido al comportamiento disruptivo de un pasajero que no acató indicaciones de la tripulación y amenazó con detonar una bomba a bordo. El incidente, en el vuelo 3382 de un Airbus A320neo, activó protocolos de seguridad y resultó en la detención del hombre por elementos de la Guardia Nacional, sin que se hallara objeto peligroso.
La aerolínea confirmó en un comunicado que el capitán decidió desviar la ruta hacia Nuevo León, el aeropuerto alterno más cercano, para garantizar la integridad de los 180 pasajeros y la tripulación.
“El pasajero fue controlado por sus acompañantes y la tripulación”, detalló Volaris, enfatizando que “en ningún momento estuvieron en peligro los pasajeros, la tripulación ni la aeronave”.
Tras el aterrizaje, el avión fue inspeccionado en una zona remota, y la Terminal A se cerró temporalmente por 45 minutos, afectando operaciones.
Amenaza en altura
El altercado inició cuando el hombre, en aparente estado de ebriedad, se volvió hostil hacia sus acompañantes y el personal de vuelo, ignorando órdenes de seguridad. Videos grabados por pasajeros capturan el momento de la detención: agentes de la Guardia Nacional ingresan a la aeronave y esposan al individuo, quien gritaba incoherencias. “Advirtió que tenía un arma”, reportaron medios locales, pero la revisión exhaustiva descartó explosivos o armas, clasificando el hecho como amenaza falsa.
El capitán notificó el desvío a las 20:00 horas (tiempo local), aterrizando a las 21:15. Autoridades de Nuevo León y la Guardia Nacional actuaron con prontitud, liberando el vuelo para continuar a Veracruz a las 23:00, con un retraso de cuatro horas. Volaris ofreció reembolsos y compensaciones, mientras el pasajero enfrenta cargos por amenazas y alteración al orden público.
Eco de incidentes
Este suceso revive el incidente del 8 de diciembre de 2024, cuando un pasajero en un vuelo de Volaris intentó irrumpir en la cabina de un avión de Guadalajara a Tijuana, exigiendo desviar a EE. UU. La tripulación lo neutralizó, aterrizando en Guadalajara, donde fue arrestado por la Policía Federal. En 2025, la aerolínea reporta 15 casos similares, un alza del 20% por estrés post-pandemia y alcohol a bordo, según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA).
Expertos como los de LatinUS urgen capacitaciones adicionales: “La tripulación actuó impecable, pero urge más apoyo psicológico en vuelos largos”. En un año con 1,200 incidentes aéreos globales por pasajeros disruptivos, este caso subraya la vulnerabilidad: un grito en el aire puede aterrizar un sueño de viaje. Volaris, con 100 millones de pasajeros anuales, promete reforzar protocolos, pero el cielo mexicano pide calma.
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