Luis Rubiales, expresidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF), reapareció públicamente para reafirmar su versión sobre el beso no consentido a la futbolista Jenni Hermoso, asegurando que no pedirá perdón porque, según él, la jugadora “aceptó el gesto”. Sus declaraciones surgen mientras enfrenta una condena judicial y el repudio social por un caso que marcó un antes y un después en el fútbol mundial.
Reaparece Rubiales con discurso desafiante
El exdirigente sostuvo que no se arrepiente del beso dado a Hermoso durante la premiación del Mundial Femenino 2023 y que ya apeló la sentencia que lo obliga a pagar 10,800 euros por un delito de agresión sexual. “No pido perdón a Jenni Hermoso porque yo le pregunté y ella me dijo ‘vale’. Jenni y yo sabemos que lo que dice la sentencia no es así”, declaró en el programa El Chiringuito.
Rubiales aseguró que fue “un beso de emoción, sin ninguna connotación sexual” y que su relación con la jugadora era “de amistad”. A su juicio, su error fue “no haber sido más frío e institucional”. Según él, el caso fue manipulado por motivos políticos: “Vi un movimiento inmediato de la extrema izquierda. Pedro Sánchez necesitaba una cortina de humo. Fue un ataque mediático y político”, afirmó.
Durante la entrevista, el exfuncionario reiteró que considera su condena “una distorsión de la realidad” y adelantó que su objetivo es “limpiar su nombre” a través de su nuevo libro titulado Matar a Rubiales, que presentará esta semana en España.
Una condena que no admite dudas
El Tribunal español consideró que el beso no fue consentido, tipificándolo como agresión sexual según la ley vigente. Además de la multa económica, Rubiales fue suspendido por la FIFA durante tres años a partir de agosto de 2023, lo que lo inhabilita para ejercer cualquier cargo deportivo internacional hasta 2026.
Pese a ello, el exmandatario continúa presentándose como víctima de una “persecución mediática”. En declaraciones a la cadena COPE, insistió en que “todo fue desproporcionado” y que detrás de las críticas hubo “intereses políticos y mediáticos”. “He recibido más de cien denuncias y he demostrado mi buen actuar. Solo Jenni y yo sabemos la verdad”, dijo, sin reconocer el daño causado.
Sus palabras contrastan con la versión de la futbolista, quien afirmó desde un inicio que el beso fue sin su consentimiento. Hermoso declaró ante la justicia que se sintió “vulnerada y sin posibilidad de reaccionar”, versión respaldada por videos y testimonios de testigos presentes durante la premiación.
El impacto de un gesto que cambió el fútbol femenino
El caso Rubiales detonó un movimiento global dentro del fútbol femenino y fuera de él, impulsando debates sobre el consentimiento, el poder institucional y la cultura machista en el deporte. En España, derivó en renuncias, protestas y una reestructuración de la RFEF.
Aun así, Rubiales mantiene su discurso desafiante y asegura que la sentencia “no refleja la verdad”. En redes sociales, su reaparición fue recibida con duras críticas y un llamado a no normalizar el abuso de poder.
Mientras tanto, Hermoso continúa su carrera profesional en el fútbol mexicano, donde ha recibido respaldo público y reconocimiento por su resiliencia. Su caso sigue siendo un referente en la lucha por la igualdad y el respeto dentro del deporte.
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