Alemania redobla su respaldo militar a Ucrania en plena escalada bélica con Rusia. En una visita no anunciada a Kiev, el ministro alemán de Exteriores, Johann Wadephul, reafirmó el compromiso de Berlín con la defensa ucraniana, asegurando que su país no solo continuará enviando armas, sino que acelerará su producción dentro del propio territorio ucraniano.
Durante la conferencia de prensa junto a su homólogo ucraniano Andrii Sybiha, Wadephul lanzó una declaración directa: “Cuando Putin habla de paz hoy, es pura burla”. Reiteró que la supuesta disposición del Kremlin para negociar es, hasta ahora, solo una fachada. La visita del ministro se da justo después de que Rusia lanzara su mayor ataque aéreo contra Ucrania en meses, con más de cien drones y señuelos desplegados.
Berlín apuesta por la producción militar conjunta
Según Wadephul, Alemania está dispuesta a establecer nuevas empresas conjuntas en Ucrania para fabricar armamento localmente, una estrategia que busca reducir los tiempos de entrega y fortalecer la capacidad defensiva ucraniana ante el desgaste prolongado del conflicto. “Queremos que Ucrania produzca más rápido y más armas para su propia defensa”, aseguró.
Alemania ha sido el segundo mayor proveedor militar de Ucrania después de EE. UU., país que ahora enfrenta dudas sobre su continuidad en el apoyo, dadas las divisiones políticas internas. Esta vulnerabilidad estratégica ha empujado a Berlín a tomar la iniciativa en la región.
La colaboración en materia de defensa, además de pragmática, es presentada como un modelo de beneficio mutuo. “Con su riqueza de ideas y su experiencia, nos volveremos mejores”, dijo Wadephul sobre los ucranianos. La presencia de representantes de la industria militar alemana durante la visita refuerza esta intención de llevar la cooperación a un nuevo nivel industrial.
Rusia intensifica ataques y Ucrania pide más defensa
El viaje diplomático se produce a menos de 48 horas de una ofensiva rusa que, según funcionarios ucranianos, fue el mayor bombardeo aéreo combinado del año. En la noche del 29 de junio, se detectaron 107 drones Shahed y señuelos sobre territorio ucraniano, según reportes de la Fuerza Aérea.
El ataque incluyó bombardeos en la región de Járkiv, que dejaron al menos dos civiles muertos y ocho heridos, entre ellos un niño. El Instituto para el Estudio de la Guerra alertó que Rusia está utilizando cada vez más drones para saturar las defensas ucranianas y facilitar el impacto de misiles balísticos.
Andrii Sybiha, canciller interino ucraniano, agradeció el respaldo alemán, especialmente en sistemas de defensa antiaérea, pero pidió un paso más: más armamento y mayor alcance. Aunque Berlín ha evitado entregar misiles Taurus, fabricados en Alemania y Suecia, el canciller Friedrich Merz ofreció desarrollar sistemas alternativos dentro de Ucrania, sin restricciones impuestas por la OTAN.
El dilema de los misiles Taurus y el temor a escalar el conflicto
Alemania ha evitado entregar a Ucrania misiles Taurus de largo alcance por temor a una posible reacción violenta de Moscú que pudiera escalar el conflicto hasta comprometer a la OTAN. Esta cautela ha generado tensiones entre Kiev y Berlín, aunque la propuesta de producir sistemas similares en suelo ucraniano abre una nueva vía.
Los ataques rusos a infraestructura civil y poblaciones han sido interpretados como un intento de sembrar el caos y el miedo. Sybiha advirtió que “la clave es el sistema de defensa antiaérea”, subrayando la urgencia de fortalecer los cielos ucranianos frente a una amenaza que no da señales de detenerse.
Con más de tres años de guerra y sin una solución diplomática a la vista, la apuesta alemana por la industrialización militar en Ucrania marca un giro estratégico: un país europeo ayudando a otro a armarse en plena guerra, dentro de sus propias fronteras. La pregunta inevitable es si esta aceleración llevará al conflicto a una nueva fase, aún más peligrosa.
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