La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lanzó una advertencia directa a China durante su intervención ante el Parlamento Europeo: no habrá avances significativos en la relación comercial entre ambas potencias si Beijing no ofrece condiciones equitativas y compromisos concretos. El mensaje se da en vísperas de una cumbre bilateral crucial, prevista para finales de julio.
Von der Leyen denunció que el modelo económico chino ha generado un superávit comercial con la Unión Europea (UE) superior a los 300 mil millones de euros. “El mayor superávit comercial de la historia de la humanidad”, dijo la funcionaria, al señalar las barreras sistemáticas que enfrentan las empresas europeas para acceder al mercado chino. Según ella, las licitaciones públicas en China favorecen con un 20% de ventaja a los bienes locales, lo que considera una competencia desleal.
El desequilibrio preocupa a Bruselas no solo por su magnitud, sino por su persistencia. Las quejas europeas se centran en la falta de reciprocidad, la sobrecapacidad industrial china y los subsidios estatales que distorsionan el mercado. Von der Leyen fue tajante: “El sistema está explícitamente amañado”.
El discurso llega justo cuando se intensifican las tensiones entre Europa y China, no solo por el comercio. Bruselas ha criticado que Beijing mantenga relaciones económicas con Moscú y no condene la invasión de Ucrania. Esto, a ojos de la UE, convierte a China en un respaldo indirecto a la maquinaria de guerra rusa.
La presidenta también recordó que China domina sectores estratégicos como la energía solar y el procesamiento de minerales, lo que ha incrementado la dependencia europea. “Reducir el riesgo es una cuestión de independencia”, afirmó Von der Leyen, al evocar la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania.
Europa endurece el tono sin romper el vínculo con Beijing
Aunque Bruselas insiste en mantener relaciones estables con China, también dejó claro que no lo hará a cualquier costo. Von der Leyen descartó un desacoplamiento económico, pero subrayó que la UE necesita “previsibilidad y reglas claras” para continuar. “Solo avanzaremos si hay progresos reales”, sentenció.
En ese sentido, pidió soluciones urgentes en áreas donde las conversaciones llevan años estancadas. Insistió en que Europa seguirá abierta al comercio, pero siempre bajo el principio de reciprocidad. “Esperamos acceso justo, como el que nosotros ofrecemos”, remarcó.
Uno de los temas más sensibles es la sobreproducción china, que según Bruselas ha saturado el mercado europeo con productos subsidiados y de bajo costo. Esto ha perjudicado a industrias locales y genera cada vez más resistencia política dentro del bloque.
La próxima cumbre entre la UE y China, cuya fecha tentativa es el 24 y 25 de julio, será clave. La cita no solo pondrá a prueba la disposición de Beijing a realizar reformas, sino que podría marcar el rumbo del comercio global en los próximos años. Por parte de la UE, hay interés en definir nuevas reglas y establecer una “coexistencia regulada” que permita estabilidad sin dependencia.
Von der Leyen cerró su discurso con una advertencia: “Hay mucho horizonte de cooperación con China si está dispuesta a colaborar en un espíritu de previsibilidad y fiabilidad. Pero Europa defenderá sus intereses”.
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