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    Ruanda y RDC firman acuerdo histórico para poner fin a tres décadas de conflicto armado con mediación de EE. UU. y Qatar

    En un intento por cerrar un ciclo de más de 30 años de violencia, los gobiernos de Ruanda y la República Democrática del Congo (RDC) firmaron este viernes un acuerdo de paz en Washington, con la mediación de Estados Unidos y Qatar, en lo que ha sido calificado como “un momento importante” para la estabilidad de África Central.

    La firma del acuerdo, que se celebra en medio del avance del grupo rebelde Movimiento 23 de Marzo (M23) en el este congoleño, representa un paso clave hacia la desmilitarización y la reconciliación en una región marcada por guerras, desplazamientos masivos y explotación de recursos naturales.

    Un pacto de paz con expectativas cautelosas

    El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, encabezó el acto junto al ministro de Exteriores de Ruanda, Olivier Nduhungirehe, y la canciller congoleña, Thérèse Kayikwamba Wagner. Rubio celebró el acuerdo como un “hito tras 30 años de guerra” y destacó el papel de Estados Unidos y Qatar como impulsores del diálogo.

    El pacto contempla el cese de apoyos a grupos armados por parte de ambos gobiernos y busca facilitar la explotación compartida y pacífica de los recursos minerales, abundantes en la frontera oriental de la RDC, especialmente en oro, coltán y cobalto, esenciales para la transición energética global.

    No obstante, todas las partes han coincidido en que aún falta por demostrar la voluntad política para implementar lo pactado. “Sin duda, el camino no será fácil”, reconoció Nduhungirehe, al recordar que acuerdos similares en el pasado no se han concretado sobre el terreno. Aun así, expresó esperanza en que este sea un “punto de inflexión”, gracias al respaldo internacional.

    Por su parte, Kayikwamba Wagner subrayó que “no son solo palabras en un papel”, e hizo un llamado a proteger a la población civil, garantizar el retorno de desplazados y refugiados, y priorizar la paz sobre los intereses armados.

    La presión de Trump y un posible encuentro presidencial

    El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya recibió por separado a los ministros firmantes en la Casa Blanca, y anticipó una cumbre presidencial entre Félix Tshisekedi (RDC) y Paul Kagame (Ruanda) en las próximas semanas, con Washington como sede.

    Trump aprovechó el acto para lanzar duras críticas a gobiernos anteriores, a los que acusó de “ni siquiera intentar resolver el conflicto”, y aseguró que su administración ejercerá “mucha presión para que se cumpla lo firmado”.

    Las tensiones entre Ruanda y la RDC se remontan a los años posteriores al genocidio de 1994 en Ruanda, con oleadas de refugiados, milicias armadas y disputas por el control de los recursos en el este congoleño, donde operan decenas de grupos rebeldes.

    El resurgimiento del M23, presuntamente con apoyo ruandés según denuncias de la ONU y la RDC, ha recrudecido los enfrentamientos en 2025, desplazando a miles de civiles. Ruanda ha negado reiteradamente cualquier implicación directa.

    El reto: cumplir lo pactado

    Aunque el acuerdo no garantiza la paz de forma automática, representa un avance diplomático significativo en una región donde el conflicto ha dejado millones de muertos y desplazados. El respaldo de potencias como Estados Unidos y Qatar añade peso a los compromisos, pero su cumplimiento dependerá de la cooperación real entre Kigali y Kinshasa.

    La comunidad internacional, la sociedad civil africana y los millones de afectados esperan que este pacto no sea uno más en la lista de promesas incumplidas, sino el inicio de una nueva era de estabilidad para el corazón del continente africano.

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