El 4 de julio, lluvias torrenciales desataron una catástrofe en el centro de Texas, donde las aguas del río Llano crecieron a una velocidad aterradora, cobrando la vida de al menos 82 personas. La tragedia ha dejado además 41 desaparecidos, incluidos menores de edad de un campamento cristiano de verano ubicado junto al río Guadalupe.
Las imágenes captadas ese día muestran cómo una carretera elevada en Kingsland fue completamente cubierta por la crecida del río en apenas diez minutos. La rapidez con que el agua desbordó las márgenes sorprendió a testigos que debieron huir para evitar ser arrastrados por la corriente.
El desastre golpea a Texas en pleno feriado
Las inundaciones comenzaron en la tarde del Día de la Independencia, cuando meses de lluvia cayeron en pocas horas. Según las autoridades, en el condado de Kerr murieron al menos 40 adultos y 28 niños, muchos de ellos relacionados con el Camp Mystic, un campamento de verano que quedó completamente devastado.
El río Guadalupe alcanzó niveles históricos, subiendo ocho metros en apenas 45 minutos. Las aguas llegaron a cubrir techos de cabañas y copas de árboles mientras cientos de personas dormían. El gobernador de Texas, Greg Abbott, confirmó que la cifra de desaparecidos se mantiene en 41 y advirtió sobre el riesgo de más lluvias e inundaciones en los próximos días.
Helicópteros y voluntarios participan en las labores de búsqueda en la zona de desastre, particularmente alrededor del Camp Mystic, donde aún no se ha localizado a 10 niñas y un consejero. Las operaciones se han dificultado por los escombros acumulados en caminos y puentes.
Una tragedia que nadie vio venir
El presidente Donald Trump declaró el estado de desastre mayor y activó la participación de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA). En declaraciones desde la Casa Blanca, calificó las inundaciones como una “catástrofe de cada 100 años” y aseguró que “nadie esperaba este nivel de destrucción”.
El impacto del desastre también ha movilizado a ciudadanos de otras partes del estado, quienes llegaron al condado de Kerr para colaborar en la búsqueda de víctimas. Sin embargo, las autoridades pidieron evitar el uso de drones personales, ya que interfieren con las operaciones de rescate aéreo.
Cambio climático y vulnerabilidad regional
Texas es una zona históricamente propensa a inundaciones repentinas, especialmente en la región conocida como “Flash Flood Alley”. En esta ocasión, el cambio climático parece haber intensificado el fenómeno: suelos saturados, tormentas lentas y lluvias extremas crearon una tormenta perfecta.
El Servicio Meteorológico Nacional advirtió que el suelo sigue incapaz de absorber más agua, lo que incrementa el riesgo de nuevas crecidas. Además, alertaron sobre tormentas eléctricas adicionales que podrían agravar la situación en las próximas 48 horas.
La comunidad de Kerrville, una de las más afectadas, comienza a evaluar los daños mientras siguen las tareas de remoción de escombros. Los residentes han expresado su angustia y temor por los desaparecidos, mientras los refugios temporales se llenan de familias desplazadas.
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