El presidente Donald Trump intensificó la presión sobre el gobierno israelí para cerrar un acuerdo inmediato con Hamas que garantice la liberación de los 50 rehenes restantes en Gaza, mientras su administración explora una propuesta de tregua definitiva que podría modificar el mapa político de Medio Oriente.
«¡¡¡HAGAN UN TRATO EN GAZA. RECUPEREN A LOS REHENES!!!», escribió Trump en mayúsculas desde su red Truth Social.
El mensaje reflejó su impaciencia frente a la postura del primer ministro Benjamín Netanyahu, quien se mantiene firme en no aceptar las condiciones de Hamas: retiro total de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) de Gaza y firma de un alto el fuego permanente.
Trump y Netanyahu coinciden en la meta estratégica —la liberación de los rehenes—, pero difieren en la táctica. Mientras el presidente estadounidense prioriza asegurar la libertad de los secuestrados, el premier israelí considera que ceder ante las exigencias del grupo islamista significaría una rendición incondicional ante una organización terrorista respaldada por Irán.
Reunión en la Casa Blanca
En este contexto, Ron Dermer, ministro israelí de Asuntos Estratégicos y figura central en los Acuerdos de Abraham, sostendrá una reunión este lunes con Steve Witkoff, enviado especial de Trump para Medio Oriente. El encuentro, programado en la Casa Blanca, busca reducir las diferencias tácticas entre Washington y Jerusalén y avanzar en una fórmula que combine seguridad para Israel y un mecanismo de liberación para los rehenes.
Witkoff mantiene contacto directo con actores regionales y ha sido clave en anteriores diálogos cruzados con Irán y Rusia. Según fuentes diplomáticas, propondrá un plan de administración compartida de Gaza con países árabes aliados, reduciendo la presencia de Hamas y permitiendo el control israelí indirecto.
Las exigencias de Hamas
Hamas plantea tres condiciones para liberar a los 50 rehenes (25 vivos y 25 muertos, según estimaciones de inteligencia): retiro definitivo de tropas israelíes, firma de una tregua permanente, y liberación de cientos de prisioneros palestinos. También exige reemplazar a la fundación privada que actualmente distribuye la ayuda humanitaria en la Franja.
Netanyahu ha rechazado públicamente estas demandas. Para él, ceder el control de Gaza o detener la operación militar significaría debilitar la seguridad de Israel y legitimar a un grupo señalado internacionalmente como terrorista. Sin embargo, la presión estadounidense y el cambio de correlación de fuerzas en Medio Oriente —tras la derrota militar de Irán en la llamada Guerra de los 12 Días— están reduciendo su margen de maniobra.
Qatar, posible mediador
Qatar se ofreció como mediador entre Hamas, Estados Unidos e Israel. No obstante, esta vía quedó en pausa hasta que se definan los resultados del encuentro entre Witkoff y Dermer. Si no se logra un consenso, fuentes cercanas a la Casa Blanca no descartan una llamada directa de Trump a Netanyahu.
Mientras tanto, las FDI continúan su ofensiva terrestre en Gaza, lo que añade presión al conflicto y eleva los costos humanitarios. Según reportes, los cuerpos de rehenes como Shiri Bibas y sus hijos Kfir y Ariel fueron recuperados recientemente en túneles de Hamas junto a ambulancias de la Cruz Roja.
Trump, decidido a cerrar este capítulo antes de finalizar julio, apuesta por una resolución rápida que proyecte liderazgo en su política exterior, y que, de paso, capitalice como victoria diplomática en medio de un escenario electoral en EE. UU.
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