Las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos escalaron este martes, luego de que el Ministerio de Comercio de China advirtiera que tomará represalias si la administración del presidente Donald Trump cumple con su anuncio de imponer nuevos aranceles del 50% sobre productos chinos.
En un comunicado oficial, el gobierno chino calificó la amenaza estadounidense como una «práctica unilateral de intimidación», rechazando por completo los argumentos de Washington sobre supuestas prácticas comerciales desleales por parte de Beijing.
“La amenaza de Estados Unidos de intensificar los aranceles contra China es un error sobre otro error y vuelve a mostrar la naturaleza de chantaje de Estados Unidos. China nunca aceptará esto. Si Estados Unidos insiste, China luchará hasta el final”, advirtió la cartera comercial del gigante asiático.
Una escalada con impactos globales
La advertencia china responde a la publicación de Trump en la red Truth Social el lunes, donde indicó que si China no retiraba su reciente arancel del 34% sobre bienes estadounidenses antes del 8 de abril, su administración aplicaría aranceles adicionales del 50% a partir del 9 de abril.
Con esta nueva medida, los aranceles acumulados sobre productos chinos alcanzarían un 104%, elevando considerablemente los costos de importación de bienes de consumo y manufactura en Estados Unidos. A esto se suman los gravámenes del 20% por el tráfico de fentanilo, también impulsados por la Casa Blanca.
Además, Trump advirtió que se cancelarán todas las conversaciones bilaterales solicitadas por Beijing, lo que marca una ruptura momentánea del diálogo entre ambas potencias.
La noticia provocó inestabilidad en los mercados bursátiles globales, con caídas en bolsas de Tokio, Frankfurt y Nueva York, reflejando el temor a una guerra comercial prolongada. La volatilidad aumentó tras la circulación de un falso informe que sugería una pausa en la política arancelaria, atribuido erróneamente al asesor económico Kevin Hassett. La Casa Blanca desmintió rápidamente el contenido, calificándolo como “noticia falsa”.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, advirtió que los aranceles podrían impactar negativamente en la inflación estadounidense, y afirmó que el banco central observará de cerca los efectos económicos antes de ajustar su política monetaria.
Europa responde y se distancia
Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, señaló que la Unión Europea buscará fortalecer relaciones comerciales con otras regiones, afirmando que existen “amplias oportunidades fuera de Estados Unidos”.
En respuesta a una propuesta europea de exención de aranceles a bienes industriales, incluyendo automóviles, Trump fue tajante: “La Unión Europea ha sido muy, muy mala con nosotros… No compran nuestros coches ni nuestros productos agrícolas.”
El mandatario añadió que a partir del 9 de abril se aplicará un nuevo arancel del 20% sobre productos europeos, y sugirió que la UE podría compensar el déficit comercial comprando energía estadounidense.
Un conflicto con alto costo
China es el segundo mayor socio comercial de Estados Unidos, y los nuevos aranceles afectan especialmente a los bienes de consumo, lo que podría repercutir en mayores precios para los consumidores estadounidenses. Estos aranceles, que funcionan como un impuesto a las importaciones, son pagados principalmente por empresas estadounidenses, lo que eleva los costos de producción y distribución.
La posibilidad de una guerra comercial prolongada genera incertidumbre sobre el futuro del comercio global, y podría tener consecuencias en el crecimiento económico, las cadenas de suministro internacionales y la inflación global.
Mientras tanto, la comunidad internacional observa con cautela el desarrollo de este conflicto, que promete redefinir los equilibrios económicos entre las potencias del siglo XXI.
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