El presidente Donald Trump agitó el pasado lunes al sector del entretenimiento con un anuncio explosivo: su gobierno impondrá aranceles del 100% a todas las películas producidas en el extranjero que ingresen a EE. UU. La reacción del mercado fue inmediata. En la apertura de Wall Street, las acciones de las principales productoras y plataformas de streaming sufrieron caídas importantes.
Netflix se desplomó hasta un 4.2%, Disney perdió un 3.1%, Roku bajó 4.06%, Fox retrocedió 3.94%, Paramount Global cedió 2.36%, Warner Bros Discovery cayó 5.38% y Lionsgate se hundió un 8%. Aunque las pérdidas se moderaron en la primera hora de negociación, el golpe ya estaba dado. Netflix terminó con una baja del 1.87%, Disney del 0.23% y Warner Bros del 0.94%, mientras Lionsgate seguía con una caída superior al 6%.
Trump anunció la medida en su red Truth Social, con un mensaje directo: “¡Queremos cine hecho en Estados Unidos otra vez!”. Según el presidente, los aranceles buscan frenar la pérdida de competitividad de Hollywood frente a producciones extranjeras subsidiadas. “La industria cinematográfica estadounidense está muriendo rápidamente. Otros países ofrecen incentivos para alejar a nuestros cineastas y estudios”, escribió.
Hollywood, bajo presión entre patriotismo y proteccionismo
La orden fue enviada al secretario de Comercio, Howard Lutnick, y a la Oficina del Representante Comercial de EE. UU., quienes deberán implementar el arancel de forma “inmediata” para “cualquier película que llegue al país que esté producida fuera”. Trump justificó la medida con argumentos de seguridad nacional y contra la “propaganda extranjera”.
Aunque el impacto económico aún no se cuantifica, analistas advierten que la medida puede aumentar los costos para distribuidores y limitar la diversidad en la cartelera estadounidense. También abre un nuevo frente de tensión comercial con socios clave, como Reino Unido, Francia, Corea del Sur e India, importantes exportadores de cine.
La decisión ocurre en un contexto electoral, donde Trump ha intensificado su retórica proteccionista. En otras ocasiones, el mandatario ha criticado a Hollywood por ser “antipatriótico” y por promover valores que —según él— no representan a la mayoría de los estadounidenses. Ahora, convierte esa crítica en política económica.
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