El presidente Donald Trump confirmó los bombardeos a Fordow, Natanz e Isfahan, tres de los centros más importantes del programa nuclear iraní.
En una acción que marca un punto de inflexión en el conflicto regional, Estados Unidos lanzó un ataque aéreo contra tres de las principales instalaciones nucleares de Irán: Fordow, Natanz e Isfahan. El presidente Donald Trump confirmó la operación a través de su cuenta en Truth Social, asegurando que todos los aviones regresaron “sanos y salvos” tras ejecutar el bombardeo.
“Se ha lanzado una carga completa de bombas sobre la instalación principal, Fordow. Todos los aviones regresan sanos y salvos a casa”, escribió el mandatario. Más adelante agregó: “¡Ahora es el momento de la paz!”, en referencia a su llamado a que Irán ponga fin a su programa nuclear.
Los sitios atacados han sido durante años el foco de preocupación internacional por su rol clave en el desarrollo nuclear de la República Islámica. A continuación, un repaso por cada uno de estos complejos, sus capacidades, sus vulnerabilidades y los riesgos que implica su eventual destrucción.
Fordow: el búnker más profundo del régimen iraní
La planta de enriquecimiento de Fordow fue construida en secreto y revelada en 2009 por los gobiernos de EE. UU., Reino Unido y Francia. Está excavada en la ladera de una montaña cercana a la ciudad de Qom, a unos 160 kilómetros al sur de Teherán, y protegida por cientos de metros de roca y concreto.
Diseñada para enriquecer uranio al 20%, en 2023 inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) detectaron rastros de uranio enriquecido al 83.7%, muy cerca del 90% requerido para fabricar una bomba atómica. Aunque Fordow alberga menos centrifugadoras que otras plantas, su ubicación subterránea la convirtió durante años en un blanco casi imposible de destruir.
Solo las bombas de penetración profunda GBU-57 A/B Massive Ordnance Penetrator —capaces de perforar búnkers— pueden alcanzar un objetivo así. Israel no dispone de ese armamento. Estados Unidos sí, y lo utilizó.
Natanz: el corazón del enriquecimiento de uranio
Ubicada al sudeste de Teherán, Natanz es el principal centro de enriquecimiento de uranio del país. Parte de su infraestructura está bajo tierra, pero otra permanece en superficie, lo que la hace más vulnerable que Fordow.
Desde 2021, Irán ha reconocido que en Natanz se enriquece uranio hasta el 60% de pureza, utilizando centrifugadoras avanzadas capaces de acercarse al grado armamentístico. La planta ha sido blanco de múltiples ataques: desde el sabotaje cibernético Stuxnet en 2010, hasta explosiones en 2020 y 2021 atribuidas a Israel.
Recientemente, el OIEA confirmó que un bombardeo israelí previo había dañado gravemente su infraestructura subterránea. Rafael Grossi, director del organismo, aseguró que las centrifugadoras resultaron “gravemente dañadas, si no destruidas por completo”.
Isfahan: el eslabón químico clave del programa nuclear
La ciudad de Isfahan alberga el Centro de Conversión de Uranio, responsable de transformar el uranio natural en gas hexafluoruro de uranio (UF6), indispensable para alimentar las centrifugadoras de Fordow y Natanz.
Según confirmó Rafael Grossi, cuatro edificios del complejo, incluida la planta de conversión, fueron alcanzados la semana pasada por un ataque israelí. La reciente ofensiva estadounidense habría rematado la infraestructura, interrumpiendo el ciclo químico necesario para continuar con el proceso de enriquecimiento.
Isfahan es vital: sin su capacidad de conversión, el programa nuclear iraní queda técnicamente paralizado.
Una decisión que redefine la política exterior de EE. UU.
La decisión del presidente Donald Trump de involucrar directamente a Estados Unidos en los ataques contra el programa nuclear iraní representa un giro drástico. Durante meses, su gobierno presionó a Israel para postergar una ofensiva, mientras intentaba sin éxito negociar con Teherán.
Con la presión creciente de sus aliados y la amenaza de que Irán alcanzara capacidad nuclear en semanas, el mandatario optó finalmente por una acción unilateral. El uso de bombarderos furtivos B-2 y de las bombas antibúnker GBU-57 —únicamente disponibles en el arsenal estadounidense— fue clave para golpear la instalación más protegida del sistema nuclear iraní: Fordow.
Tensiones en aumento: Irán promete represalias
La operación estadounidense plantea riesgos inmediatos. Irán ha prometido represalias ante cualquier intervención extranjera. De hecho, los rebeldes hutíes en Yemen, aliados de Teherán, advirtieron que reanudarán los ataques contra buques estadounidenses en el Mar Rojo.
En el plano interno, Trump enfrenta críticas de parte de su propia base republicana, que lo acusa de violar su promesa de evitar nuevas guerras en Medio Oriente. Mientras tanto, el Pentágono ha comenzado a movilizar más recursos militares hacia la región ante la posibilidad de una escalada regional.
Con la región al borde de una confrontación mayor, la comunidad internacional multiplica llamados a la contención, temiendo que el conflicto cruce nuevas líneas rojas.
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