El gobierno de Irán descartó este domingo retomar la vía diplomática con Estados Unidos mientras continúen los ataques en su contra por parte de Washington e Israel. Así lo afirmó el ministro de Asuntos Exteriores, Abbas Araghchi, quien además adelantó que viajará a Moscú el lunes para consultar directamente al presidente ruso, Vladimir Putin, sobre los próximos pasos que tomará la república islámica.
En declaraciones a medios oficiales iraníes, Araghchi aseguró que “Estados Unidos ha demostrado que no respeta el derecho internacional” y que “solo entiende el lenguaje de la amenaza y la fuerza”. En ese contexto, insistió en que su país debe ejercer su derecho a responder antes de considerar cualquier posible regreso a las negociaciones.
La declaración ocurre en medio de una de las peores crisis geopolíticas en años. El sábado por la noche, aviones y submarinos estadounidenses bombardearon instalaciones nucleares clave en Natanz, Isfahán y Fordó. Aunque el presidente Donald Trump aseguró que se trató de una acción preventiva para frenar el programa nuclear iraní, Teherán calificó el acto como una agresión ilegal y deliberada.
Irán afirma que no hay riesgo para la población civil
En medio del creciente clima de tensión, la portavoz del gobierno iraní, Fatemeh Mohajerani, intentó tranquilizar a la población. A través de la televisión estatal, declaró que “no hay ningún peligro para las personas que viven en las inmediaciones de nuestras zonas nucleares”. Dijo que los habitantes de Natanz, Isfahán y Fordó pueden continuar con sus actividades normales.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) también confirmó que los complejos atacados no contenían material nuclear en niveles significativos. Según el informe emitido por la agencia, “las instalaciones atacadas hoy no contenían material nuclear o contenían pequeñas cantidades de uranio natural o poco enriquecido”. Esto significa que cualquier posible contaminación radiactiva estaría limitada a los edificios dañados o destruidos.
El OIEA detalló que en el complejo de Isfahán, los ataques recientes impactaron seis nuevos edificios, además de otros cuatro ya dañados anteriormente, lo que agrava la destrucción estructural en el lugar. No obstante, se reiteró que el riesgo para la salud pública es mínimo por la ausencia de uranio enriquecido en cantidades críticas.
Desde hace semanas, Irán había endurecido su discurso contra Washington y Tel Aviv, acusándolos de intentar desestabilizar su seguridad nacional. Ahora, tras los bombardeos, el liderazgo iraní eleva el tono diplomático y militar, en medio de presiones internas para responder con firmeza.
La consulta con Rusia se presenta como una maniobra clave. Moscú ha sido uno de los principales aliados estratégicos de Teherán en las últimas dos décadas, especialmente tras la retirada de EE. UU. del acuerdo nuclear de 2015. Analistas internacionales consideran que el respaldo del Kremlin podría ser decisivo para definir el alcance de una eventual respuesta iraní.
Mientras tanto, el Consejo de Seguridad de la ONU permanece dividido. Algunos países han condenado los ataques estadounidenses, mientras otros respaldan la narrativa de Washington. Irán, por su parte, ha dejado claro que explorará todos los canales diplomáticos con sus aliados, pero que no dará un solo paso hacia una nueva negociación con EE. UU. mientras continúe bajo ataque.
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