La Casa Blanca ha elevado el tono de sus exigencias hacia China en el marco de las negociaciones para un nuevo acuerdo comercial. Esta vez, el foco no está solo en el intercambio de bienes, sino en las crecientes compras de petróleo ruso e iraní por parte del gobierno de Xi Jinping, lo que podría desencadenar sanciones económicas más severas por parte de EE. UU.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, reveló este 21 de julio que el comercio entre ambas naciones “está en buena situación”, lo que permite ahora abordar “temas más delicados”. En entrevista con CNBC, Bessent fue tajante: “Desafortunadamente, los chinos son grandes compradores de petróleo iraní y ruso, así que podríamos empezar a hablar de ello”.
Este giro implica que la seguridad nacional y la política energética ahora se incorporan directamente a la agenda comercial. Aunque no se han especificado medidas concretas, el funcionario advirtió que cualquier país que adquiera crudo ruso sancionado enfrentará aranceles secundarios de hasta 100%.
La advertencia no se queda en palabras. El presidente Donald Trump ha amenazado recientemente con sanciones más duras si Rusia no accede a un acuerdo de paz con Ucrania. Incluso dio a Vladimir Putin un plazo de 50 días para responder. En este contexto, la advertencia a China parece parte de una estrategia coordinada de presión internacional.
Tensiones bilaterales se intensifican mientras negocian cumbre
El anuncio ocurre en un momento en que Washington y Beijing intentan organizar una cumbre bilateral para tratar no solo el comercio, sino también las restricciones tecnológicas, el control de tierras raras y el estatus de Taiwán. Sin embargo, las relaciones se tensaron aún más tras conocerse que China detuvo a un ciudadano estadounidense que trabaja para el gobierno de EE. UU., específicamente en la Oficina de Patentes y Marcas.
Según reportes del Washington Post, el funcionario viajó al país asiático para reunirse con familiares y ahora enfrenta una prohibición de salida, presuntamente por no haber revelado en su solicitud de visa que trabaja para el gobierno estadounidense. La administración Trump ya envió un mensaje de alto nivel a China solicitando su liberación.
Este incidente podría escalar la confrontación justo cuando ambas potencias intentan resolver sus diferencias comerciales. De hecho, Bessent dejó claro que no descartan sanciones directas si China no reduce su dependencia del petróleo ruso e iraní, lo que tendría implicaciones profundas para los mercados energéticos globales y para la economía china.
La presión también apunta a alinear a Europa en este nuevo frente. “El presidente Trump ha cambiado el rumbo de la conversación y ha animado a nuestros aliados europeos, que han hablado mucho, a que nos sigan si implementamos estos aranceles secundarios”, dijo el secretario del Tesoro.
Desde el inicio de su mandato, Trump ha endurecido la postura comercial frente a China, reinstaurando aranceles previamente suspendidos y condicionando futuras concesiones a cambios estructurales en el modelo económico chino. El petróleo y la seguridad energética ahora se suman a una lista creciente de fricciones.
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