Una nueva ronda de negociaciones entre Estados Unidos y China tendrá lugar la próxima semana en Estocolmo, donde ambas potencias intentarán extender la tregua comercial vigente desde mayo. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, confirmó que el encuentro con sus homólogos chinos se realizará el lunes y martes, a menos de tres semanas de que expire el acuerdo temporal alcanzado en Ginebra.
«Estaré en Estocolmo el lunes y el martes junto a mis homólogos chinos, y trabajaremos en lo que probablemente será una prórroga», declaró Bessent a Fox Business. Esta cita se da tras reuniones previas en Ginebra y Londres, donde ambas partes lograron avances para desescalar las tensiones que amenazan con desestabilizar el comercio global.
El principal objetivo del encuentro será discutir la prolongación de la tregua de 90 días que expira el 12 de agosto. Dicha tregua fue pactada en mayo luego de que el presidente Donald Trump reactivara medidas arancelarias en abril. En Londres, ambos países acordaron flexibilizar ciertas restricciones: EE. UU. relajó controles sobre exportación de semiconductores, mientras que China permitió mayor acceso a sus exportaciones de tierras raras.
Washington apunta a manufactura, fentanilo y petróleo ruso
Más allá de la prórroga, la delegación estadounidense buscará introducir temas estructurales como el exceso de capacidad manufacturera china. Bessent advirtió que el dominio de China sobre el 30 % de la manufactura global es «insostenible», y que Washington presionará para que Beijing avance hacia un modelo basado en el consumo interno.
«Queremos que se abran», dijo el secretario. «Un reequilibrio beneficiaría a la economía global si ellos consumen más y nosotros producimos más». El gobierno de Trump ha criticado reiteradamente el modelo chino por desbalancear el comercio global y perjudicar la industria estadounidense.
El secretario también abordó el comercio de crudo con Rusia. Adelantó que se presentará en el Senado una propuesta que permitiría al presidente Trump imponer aranceles del 100 % a los países que sigan comprando petróleo ruso. Aunque no mencionó a China de forma exclusiva, también incluyó a India como objetivo potencial.
Otra prioridad será el combate al tráfico de fentanilo. Bessent adelantó que Estados Unidos exigirá a China mayor control sobre los precursores químicos empleados en la fabricación de esta droga. En paralelo, se espera que la delegación china insista en obtener acceso ampliado a tecnologías críticas como los semiconductores, un área donde todavía depende de proveedores extranjeros.
Aunque Beijing no ha confirmado oficialmente su participación, el primer ministro sueco Ulf Kristersson sí lo hizo. «Estoy deseoso de reunirme con representantes de EE. UU. y China en territorio sueco. ¡Bienvenidos a Suecia!», publicó en la red X. Kristersson también destacó que el resultado de estas negociaciones afectará no solo a los involucrados, sino al comercio global.
Como gesto de distensión previo a la cumbre, el regulador chino suspendió la investigación antimonopolio contra la compañía química estadounidense DuPont, iniciada en abril. La medida fue vista como una señal positiva por analistas financieros.
Según Bloomberg, el gobierno de Trump aprovechará esta ronda para exigir también una reducción del déficit comercial bilateral. El presidente ha sostenido que China mantiene prácticas desleales que requieren una respuesta firme, mientras busca proteger la industria estadounidense en plena campaña por la reelección.
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