Las delegaciones de Ucrania y Rusia viajan hacia Estambul para una nueva ronda de negociaciones, mientras el presidente Donald Trump lanza un ultimátum a Moscú para alcanzar un acuerdo de paz o enfrentar nuevas sanciones. La cita, prevista para esta misma tarde en la ciudad turca, ha generado expectativas moderadas y tensión diplomática.
Según la agencia estatal TASS, los representantes rusos llegarán hoy mismo para reiniciar el diálogo con Kiev. Una fuente de la delegación de Moscú indicó: “Esta tarde, al llegar”, sin precisar un horario. Desde el Kremlin, el vocero Dmitry Peskov rebajó las expectativas: “Nadie espera un camino fácil. Será muy difícil”.
La reunión marca el tercer intento formal de alcanzar una hoja de ruta hacia la paz, desde la invasión rusa en febrero de 2022. Los encuentros anteriores se celebraron también en Estambul los días 16 de mayo y 2 de junio, logrando acuerdos parciales como el canje de prisioneros, pero sin un avance sólido hacia el cese de hostilidades.
Bajas expectativas y posiciones encontradas en ambas delegaciones
La delegación rusa estará encabezada por Vladimir Medinski, asesor del presidente Vladimir Putin y ex ministro de Cultura. Ucrania será representada por Rustem Umerov, ex ministro de Defensa y actual secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa. Aunque ambas partes confirman su participación, mantienen posturas irreconciliables.
El Kremlin insiste en el reconocimiento internacional de las cuatro regiones parcialmente ocupadas que se anexionó en septiembre de 2022, además de mantener su control sobre Crimea, ocupada desde 2014. Por su parte, Kiev rechaza cualquier tipo de concesión territorial y exige la restauración plena de su soberanía como condición previa para una tregua.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, busca que esta nueva ronda permita avanzar hacia la liberación de prisioneros y siente las bases para un eventual encuentro directo con Putin. Sin embargo, desde Moscú reiteraron que no hay condiciones para una cumbre de alto nivel. “Aún falta mucho trabajo antes de pensar en un encuentro presidencial”, declaró Peskov.
La presión internacional aumenta. Desde Washington, el presidente Donald Trump expresó su frustración ante la falta de progresos y advirtió a Moscú que tiene 50 días para alcanzar un acuerdo significativo. De lo contrario, Estados Unidos impondría nuevas sanciones económicas. Aunque se desconoce el tipo de medidas contempladas, la amenaza refuerza la tensión en la mesa de negociaciones.
Mientras tanto, Rusia ha intensificado sus ataques en el este y sur de Ucrania en las últimas semanas, asegurando avances militares. Las cifras de víctimas civiles y militares continúan en aumento. Según diversas fuentes, la devastación en ciudades como Bajmut, Jersón y Mariúpol mantiene en crisis a millones de ucranianos desplazados.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, reiteró que Turquía seguirá ofreciendo su territorio como punto neutral para el diálogo. Aunque los resultados hasta ahora han sido limitados, Ankara busca consolidarse como mediador clave en el conflicto.
Con la desconfianza instalada y las exigencias cruzadas intactas, la cita en Estambul se perfila más como un espacio de contención política que como una instancia decisiva para la paz. Las próximas 48 horas serán claves para evaluar si las delegaciones logran construir, al menos, un nuevo canal de diálogo o si se profundiza el estancamiento.
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