El Gobierno de Estados Unidos condenó públicamente la decisión del presidente francés, Emmanuel Macron, de reconocer oficialmente al Estado de Palestina, en medio de una de las mayores tensiones diplomáticas recientes entre aliados occidentales por el conflicto en Medio Oriente. Washington afirmó que esta postura francesa representa un retroceso grave para la estabilidad regional y una afrenta a las víctimas del ataque perpetrado por Hamás el 7 de octubre de 2023.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, calificó la decisión como “una bofetada en el rostro de las víctimas del 7 de octubre” y aseguró que únicamente beneficia la propaganda del grupo islamista. “Esta decisión irresponsable solo sirve a la propaganda de Hamás y representa un retroceso para la paz”, escribió Rubio en su cuenta oficial de la red social X.
Estados Unidos ha sido, históricamente, el principal aliado internacional de Israel. Desde 1948, el país hebreo ha recibido más de 310 mil millones de dólares en ayuda militar y económica por parte de Washington. Esta alianza ha sido reafirmada por las distintas administraciones estadounidenses, incluyendo la actual, que se ha negado a respaldar el reconocimiento unilateral del Estado palestino.
Macron formaliza postura en la ONU
Por su parte, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció que formalizará el reconocimiento de Palestina en la Asamblea General de la ONU prevista para septiembre. En una carta dirigida a Mahmud Abás, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Macron subrayó que la medida responde al “compromiso histórico de Francia con una paz justa y duradera en Oriente Medio”.
“El reconocimiento del Estado de Palestina es una decisión soberana y coherente con nuestra visión de la solución de dos Estados”, indicó el mandatario francés. Su mensaje fue difundido a través de X junto con la carta enviada a Abás.
El anuncio de Macron llega días antes de la conferencia internacional sobre la solución de dos Estados que se llevará a cabo en Nueva York. El evento, previsto del lunes al miércoles próximo, será encabezado por Francia y Arabia Saudí. Su objetivo: desbloquear el proceso de paz entre Israel y Palestina, estancado desde 2014.
Israel y EE. UU. endurecen postura ante Hamás
En respuesta a esta dinámica, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, emitió un comunicado en el que responsabilizó a Hamás por el estancamiento de las negociaciones para el alto el fuego en Gaza. “Hamás es el obstáculo para un acuerdo de liberación de rehenes. Estamos considerando otras opciones junto a Estados Unidos”, declaró.
El enviado especial de EE. UU. para Oriente Medio, Steve Witkoff, también se retiró de las negociaciones en Doha, alegando “falta de voluntad” por parte del grupo palestino. Según Netanyahu, tanto Israel como Washington están evaluando alternativas para garantizar la liberación de los rehenes, acabar con el régimen de Hamás y asegurar una paz duradera.
Estas declaraciones se produjeron después de que ambas delegaciones negociadoras —la israelí y la estadounidense— abandonaran Catar, donde se llevaban a cabo conversaciones indirectas para una tregua. Hamás, por su parte, se dijo “sorprendido” por la retirada de Witkoff y reiteró su disposición para seguir negociando.
“Reafirmamos nuestro compromiso de completar las negociaciones y participar en ellas de forma constructiva”, señaló el grupo palestino en un comunicado difundido horas más tarde.
En la Franja de Gaza, la situación humanitaria continúa deteriorándose. “Todos los palestinos en Gaza sintieron decepción tras el anuncio de Witkoff”, expresó Taufiq abu Yarad, profesor universitario desde Ciudad de Gaza. “Cuando ves a un niño durmiendo con un pedazo de pan en la mano que consiguió ayer, entiendes que necesitamos desesperadamente una tregua para descansar un poco”, afirmó.
La comunidad internacional sigue dividida. Mientras Francia y algunos países europeos impulsan el reconocimiento de Palestina como Estado independiente, Estados Unidos e Israel lo consideran un gesto prematuro que desestabiliza aún más la región y fortalece a Hamás, a quien ambos gobiernos siguen considerando una organización terrorista.
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