El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, pidió públicamente este lunes 28 de julio al presidente Donald Trump que reflexione sobre la importancia de Brasil y acepte sentarse a negociar antes de aplicar un nuevo arancel del 50 % a productos brasileños.
La medida arancelaria, que entrará en vigor el próximo 1 de agosto, fue justificada por Trump como una respuesta al trato judicial que recibe Jair Bolsonaro, expresidente brasileño, actualmente enjuiciado por su presunta participación en un intento de golpe de Estado.
Durante un acto público en el estado de Río de Janeiro, Lula aseguró que “no podemos aceptar que se anuncien sanciones a Brasil de forma abrupta e individual”, y subrayó que su gobierno aún espera una vía de diálogo con Washington. En un tono firme, pero sin cerrar la puerta a la diplomacia, el mandatario brasileño recordó que la soberanía nacional y las decisiones judiciales no son temas negociables.
La postura del presidente Donald Trump fue comunicada previamente en una carta dirigida a Lula, publicada a inicios de mes en su red social oficial. En ella, Trump señaló su inconformidad con lo que considera una persecución política contra Bolsonaro, impulsada, según su visión, desde el entorno judicial brasileño.
Sin diálogo ni respuesta: Brasil se queda sin canal de negociación
A solo días de que el arancel entre en vigor, las autoridades brasileñas confirmaron que no ha existido una nueva ronda de negociaciones diplomáticas desde el mes pasado. La contrapropuesta enviada por el gobierno de Lula en mayo permanece sin respuesta por parte de la administración estadounidense, lo que ha elevado las tensiones comerciales y políticas.
Lula advirtió que no cederá ante presiones externas, especialmente en asuntos relacionados con el sistema judicial y la soberanía sobre los recursos naturales del país. Al respecto, el mandatario fue enfático al declarar que los minerales críticos brasileños, como el litio y el niobio, utilizados en tecnologías avanzadas, serán regulados exclusivamente por el Estado brasileño.
“Si son tan importantes, los vamos a aprovechar nosotros. No voy a dejar que otros lo tomen”, sentenció Lula al referirse al interés expresado por representantes del gobierno estadounidense en participar en proyectos de explotación de minerales estratégicos.
Lula apuesta por mantener posición brasileña
El presidente también denunció que las presiones internacionales podrían estar relacionadas con gestiones del diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del exmandatario, quien habría buscado frenar judicialmente los procesos contra su padre. “El pueblo brasileño no merece ese sacrificio”, afirmó Lula, asegurando que el sistema judicial actuará con independencia.
Por otro lado, Lula destacó que su administración ha establecido asociaciones con empresas privadas para identificar y catalogar los recursos minerales del país, de los cuales solo se conoce el 30 %. El proceso, explicó, no implica autorización automática para vender los minerales ni las concesiones sin el aval directo del gobierno, ya que estos recursos “son propiedad del pueblo brasileño”.
La tensión entre ambos países se produce en un momento clave para la economía de América Latina. Mientras Trump endurece su política arancelaria con aliados tradicionales, Lula apuesta por mantener firme la posición brasileña, evitando ceder soberanía a cambio de concesiones comerciales.
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