El presidente Donald Trump se convirtió este viernes en el primer galardonado con el recién creado Premio de la Paz de la FIFA, entregado por Gianni Infantino en el Kennedy Center for the Performing Arts, justo antes del sorteo de la Copa Mundial 2026. El honor, que celebra “acciones excepcionales para unir pueblos y aportar esperanza a generaciones futuras”, reconoció los esfuerzos de Trump en conflictos como Gaza, Ucrania, el sudeste asiático y África. “Es uno de los mayores honores de mi vida”, declaró el mandatario al recibir un trofeo dorado y una medalla conmemorativa, afirmando: “No me importan los premios, me importa salvar vidas”.
Infantino, aliado cercano de Trump en la promoción del “soccer” en EE. UU., lo elogió por “promover la paz y la unidad global”. La ceremonia, con toques de gala como actuaciones de Andrea Bocelli y Robbie Williams, fusionó deporte y diplomacia en un evento que reunió a Trump con la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum y el primer ministro canadiense Mark Carney.
Un galardón controvertido
El premio, anunciado en noviembre, generó revuelo por su timing –días después de que Trump perdiera el Nobel de la Paz, otorgado a la opositora venezolana María Corina Machado– y la opacidad en su selección. Críticos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional lo tildaron de “arma para fines autoritarios”, citando detenciones de migrantes y restricciones a la libertad de expresión en EE.UU. Infantino, sin embargo, defendió: “El fútbol invierte en felicidad y lleva un mensaje de paz, aunque no resuelva conflictos”.
Trump, visiblemente conmovido, posó con la Copa del Mundo y elogió a Infantino por “récords en ventas de boletos”. Acompañado por Melania y su hija Tiffany, el presidente reiteró: “El mundo es un lugar más seguro ahora, y EE.UU. lo mantendrá así”. Su vínculo con FIFA –incluyendo cumbres en Egipto post-ceasefire en Gaza– ha fortalecido la candidatura conjunta de 2018.
En la alfombra roja, Trump agradeció a México y Canadá por la “coordinación impecable” en la organización del torneo: “Hemos trabajado estrechamente con esos dos países, y la relación ha sido excepcional”. “Estamos preparados para esto”, añadió sobre EE.UU., sede de 60 partidos en 11 ciudades. Sheinbaum, en su mensaje, celebró la tercera sede mexicana: “Millones visitarán nuestra gran nación, donde desde tiempos ancestrales practicamos el juego de pelota”.
Carney, por su parte, enfatizó sostenibilidad. El sorteo, que definió 12 grupos de cuatro equipos (48 participantes totales), evitó cruces tempranos entre anfitriones y priorizó diversidad confederativa. México, en el Grupo A, abrirá el torneo el 11 de junio en el Azteca.
Un Mundial que une y divide: Expectativas y legado
El evento, con 16 sedes en tres naciones, promete transformar el fútbol norteamericano: 104 partidos, 7 millones de espectadores en estadios y miles de millones en TV. Trump, quien impulsó visas rápidas para fans, lo ve como “el evento más grande de la historia”. Críticos cuestionan si el premio blanquea su legado; defensores, como Infantino, lo ven como puente para el deporte.
Con el Tri, las Águilas y los Maple Leafs como cabezas de serie, el 2026 podría ser el más inclusivo. Trump, con su medalla al cuello, sella un capítulo controvertido: ¿paz verdadera o show de luces? El balón, ya en juego, decidirá.
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