La economía mexicana enfrentará una desaceleración mayor a la prevista originalmente por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que ajustó sus proyecciones a la baja para 2024 y 2025. El organismo prevé que factores como la debilidad del comercio exterior, el freno al empleo formal, la incertidumbre generada por la política comercial de Estados Unidos y un entorno fiscal más restrictivo impactarán de forma más pronunciada en el crecimiento del país. Las cifras actualizadas muestran un escenario menos favorable del que el organismo calculaba en su reporte anterior.
Presión externa y menor dinamismo interno
De acuerdo con el informe publicado este martes, el PIB de México crecerá solo 0.7% en 2024, una baja respecto al 0.8% estimado inicialmente, mientras que para 2026 la proyección retrocede a 1.2%. La situación contrasta con los ritmos de expansión de años previos: 3.7% en 2022 y 3.2% en 2023, seguidos por un crecimiento de 1.2% en 2024.
La OCDE atribuye esta moderación a un menor impulso del consumo privado y a una desaceleración visible en el empleo formal, así como a la debilidad de las exportaciones automotrices, sector que ha resentido los efectos de los nuevos aranceles impuestos por EE. UU. y la incertidumbre comercial creciente. Según el organismo, la inversión privada también se ha deprimido por el contexto político externo e interno, lo cual limita la recuperación del ritmo económico.
El informe señala que el gasto público permanecerá contenido debido al proceso de consolidación fiscal que ha limitado el margen de maniobra del gobierno federal. Este ajuste, explica, reducirá el dinamismo de proyectos e inversiones públicas en sectores clave. Las exportaciones mexicanas continuarán bajo presión debido a los cambios en la política comercial estadounidense y al clima global menos favorable.
La OCDE considera que la baja en las tasas de interés del Banco de México, que se ubican ya en 7.25% tras los recortes recientes, dará cierto alivio a la inversión, aunque prevé una recuperación lenta. De acuerdo con sus estimaciones, la tasa podría llegar a 6.25% para finales de 2026, siempre y cuando la inflación mantenga su trayectoria de descenso.
Riesgos para 2025 y necesidad de fortalecer la resiliencia fiscal
El organismo internacional subraya que México conserva una alta vulnerabilidad a los efectos del cambio climático, por lo que considera urgente fortalecer los sistemas de alerta temprana y ampliar la cobertura de seguros contra riesgos climáticos. Además, recomienda implementar un marco fiscal de mediano plazo que reduzca el déficit y genere espacio para proyectos que impulsen la productividad.
Entre los puntos prioritarios, menciona mejorar la recaudación del impuesto a la propiedad, fortalecer la administración tributaria con procesos digitalizados y simplificar las regulaciones para las empresas, además de aplicar evaluaciones de costo-beneficio a proyectos de infraestructura y hacer más eficiente el gasto social.
Otro riesgo relevante es el comportamiento de la economía estadounidense, cuyo menor crecimiento afectará las exportaciones mexicanas. La OCDE advierte que condiciones financieras internacionales más estrictas también podrían encarecer la deuda soberana y limitar aún más el espacio fiscal. Asimismo, un incremento adicional de aranceles aplicado por Washington a mercancías mexicanas podría presionar los precios y golpear el aparato exportador.
El organismo apunta que un entorno global de mayor volatilidad podría elevar la aversión al riesgo, lo que tendría efectos inmediatos en el tipo de cambio, los costos de financiamiento y la estabilidad macroeconómica.
Aun así, la OCDE reconoce que un escenario distinto es posible si el T-MEC se renegocia de forma rápida y exitosa el próximo año. Si el acuerdo trilateral se consolida sin choques mayores, la inversión podría recuperarse con más fuerza de la anticipada y dar un impulso adicional a las exportaciones.
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