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    Trump presiona y Apple cede: fabricará más en EE. UU. para evitar nuevos aranceles

    Apple invertirá 100 mil millones de dólares en Estados Unidos, según confirmó este miércoles la Casa Blanca. La compañía tecnológica, conocida por fabricar sus productos estrella como el iPhone principalmente en China e India, busca ahora expandir su producción nacional para evitar nuevas tarifas comerciales impulsadas por el presidente Donald Trump.

    El anuncio ocurre en medio de la creciente presión del mandatario republicano sobre las grandes corporaciones estadounidenses para que retornen parte de sus cadenas de suministro al país. En concreto, Trump ha amenazado con imponer nuevos aranceles a los iPhones importados si Apple no comienza a fabricar componentes críticos dentro de territorio estadounidense.

    «La agenda económica ‘EE. UU. primero’ del presidente Trump ha asegurado billones de dólares en inversiones que apoyan el empleo y las empresas estadounidenses», afirmó Taylor Rogers, portavoz de la Casa Blanca. «El anuncio de hoy con Apple representa otra victoria para nuestra industria manufacturera que, a la vez, ayudará a relocalizar la producción de componentes críticos para proteger la seguridad económica y nacional de Estados Unidos», añadió.

    Una promesa bajo presión política y comercial

    Apple, que tradicionalmente ha mantenido relaciones discretas con la esfera política, ha debido adaptarse a la nueva realidad marcada por el proteccionismo económico. Aunque en 2021 la firma de Cupertino ya había prometido invertir 430 mil millones de dólares en EE. UU. en un plazo de cinco años, esta nueva inversión se suma como un refuerzo estratégico para calmar las presiones de la administración Trump.

    De acuerdo con Bloomberg, parte del nuevo plan de manufactura de Apple incluye la construcción de nuevas instalaciones en Texas, donde ya opera una planta para el ensamblaje del modelo Mac Pro. Además, se espera que la empresa amplíe su capacidad en Arizona para la producción de chips, aprovechando los subsidios del gobierno bajo la Ley CHIPS aprobada durante la administración anterior.

    Desde Wall Street, los analistas observan el anuncio como una señal de que las grandes tecnológicas ya no pueden evitar el debate sobre soberanía industrial. “Apple no se mueve solo por presión política, sino porque también entiende que la diversificación geográfica de su producción es una necesidad estratégica frente a los riesgos en Asia”, comentó Liane Wong, experta en tecnología del Bank of America.

    Impacto en la carrera presidencial y en el comercio global

    Este movimiento también tiene implicaciones electorales. Con Trump buscando la reelección, cada victoria económica se convierte en parte de su narrativa de «recuperar» la manufactura estadounidense. Apple, como ícono del éxito empresarial global, es una pieza simbólica clave.

    «La decisión de Apple refuerza el mensaje de que Trump está cumpliendo con su promesa de traer empleos de vuelta», afirmó un asesor del comité de campaña republicano que pidió anonimato. «Esto podría mover la balanza en estados industriales clave como Michigan y Pensilvania».

    Por su parte, desde China aún no hay reacciones oficiales, pero expertos advierten que un cambio estructural de la producción de Apple fuera del país podría deteriorar la ya tensa relación comercial entre las dos potencias.

    «Cada planta que Apple construya en EE. UU. es una señal de que Pekín está perdiendo influencia sobre las cadenas globales de valor», opinó un analista del Centro de Estudios Asia-Pacífico.

    La decisión de Apple marca una nueva etapa en la competencia económica global, en la que las empresas tecnológicas ya no solo deben pensar en eficiencia, sino en cómo navegar entornos políticos cada vez más volátiles.

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