Entre sollozos y con la voz quebrada, Heylin Reyes, de 19 años, relató este viernes cómo agentes de la Patrulla Fronteriza de EE. UU. detuvieron a su padre, un inmigrante hondureño de 45 años que llevaba 16 años trabajando en el país, justo frente a ella en un operativo en Nueva Orleans. El hombre, identificado como José Reyes (nombre completo reservado por privacidad), fue esposado sin mostrar orden judicial, según testigos, en medio de una redada masiva que ha sembrado pánico en la comunidad latina.
«Mi papá solo iba a comprar comida. Llegaron con armas largas, lo tiraron al suelo y no me dejaron acercarme. Le gritaron que se quedara quieto, pero él solo preguntaba por mí. No tienen corazón», contó Heylin a medios locales, visiblemente traumatizada.
El incidente, grabado en video por vecinos y viralizado en redes, muestra al padre suplicando mientras agentes lo inmovilizan, con la hija gritando a metros de distancia.
Redada en Nueva Orleans
El arresto forma parte de una ofensiva federal ordenada por la administración Trump, que desplegó más de 200 agentes de CBP e ICE en Luisiana desde el 3 de diciembre, enfocada en «inmigrantes con antecedentes criminales». Fuentes del DHS estiman 5,000 detenciones en la región, similar a operativos en Chicago y Los Ángeles. En Nueva Orleans, epicentro del miedo, familias hondureñas y salvadoreñas se esconden: restaurantes cierran temprano y escuelas reportan ausencias del 20%.
José Reyes, padre de tres hijos nacidos en EE.UU., trabajaba como jornalero en construcción y no tenía cargos previos, según su familia. Cruzó la frontera en 2009 huyendo de la violencia en Honduras y solicitó asilo en 2015, pendiente por sobrecarga judicial. «Llevaba 16 años pagando impuestos, criando a sus hijos aquí. ¿Por qué ahora?», cuestionó Heylin, quien es ciudadana estadounidense por nacimiento.
El gobernador republicano Jeff Landry justificó las redadas citando delitos como el asesinato de un guía turístico en el Barrio Francés por un grupo con un hondureño indocumentado. «Protegemos a los nuestros», tuiteó. Pero activistas como José Almendares, dueño de Tia María’s Kitchen, denuncian perfilamiento racial: «La gente se esconde por miedo, no por culpa».
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