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    Deportaciones y liberaciones: la estrategia oculta tras el pacto de presos entre EE. UU. y Venezuela

    El reciente intercambio de prisioneros entre Estados Unidos y Venezuela revela una estrategia donde los presos políticos se han convertido en piezas clave de negociación en medio de tensiones diplomáticas que reconfiguran la relación entre ambos países.

    El viernes 18 de julio, más de 250 venezolanos que estaban encarcelados en El Salvador regresaron a Venezuela, tras un acuerdo logrado entre los gobiernos de Nicolás Maduro y Donald Trump. Esta devolución se produjo a cambio de la liberación de 10 estadounidenses detenidos, un movimiento que evidencia cómo los presos políticos se han transformado en la nueva moneda de cambio en la geopolítica regional.

    El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, confirmó que los estadounidenses detenidos “están en camino a la libertad” y agradeció al presidente salvadoreño Nayib Bukele por su papel en asegurar esta liberación. Por su parte, el gobierno venezolano confirmó la puesta en libertad de 80 presos políticos, entre ellos el exdiputado opositor Williams Dávila, en un intento por responder a presiones internacionales y mejorar su imagen.

    La estrategia de intercambio se produce en un contexto donde Estados Unidos ha deportado alrededor de 8 mil venezolanos mediante vuelos de repatriación en lo que va del año, mientras Venezuela mantiene en sus cárceles a cerca de 950 presos políticos, según el Foro Penal. Esta cifra incluye más de 80 extranjeros y refleja la profundidad del uso político de las detenciones en Venezuela.

    Mediación de Trump y  el Papa León

    La llegada de los migrantes venezolanos deportados fue encabezada por altos funcionarios como Diosdado Cabello y Delcy Rodríguez, quienes en televisión estatal agradecieron la mediación de Trump y el Papa León en el proceso, intentando legitimar la operación ante la opinión pública nacional.

    Este episodio se da en un momento de negociación compleja, en que la administración Trump endurece sanciones económicas, como la reciente limitación a Chevron para operar en Venezuela, afectando significativamente la economía petrolera venezolana.

    Sin embargo, la liberación de presos ha generado un efecto positivo inmediato en los mercados: los bonos soberanos del país registraron un repunte, reflejando un optimismo cauteloso de los inversionistas ante posibles cambios en la política estadounidense hacia Caracas.

    El presidente Maduro también aprovechó para mostrar un gesto humanitario al recibir a siete niños separados de sus familias durante las deportaciones, y anunció negociaciones para traer de vuelta a más menores que permanecen en Estados Unidos.

    Presos políticos como herramienta de presión diplomática

    En palabras del presidente Bukele, esta operación representa el resultado de meses de “negociaciones con un régimen tiránico que se negaba a liberar una de sus monedas de cambio más valiosas: sus rehenes”. La utilización de presos políticos como herramientas de presión diplomática resalta las tácticas de ambos gobiernos para avanzar en sus agendas, aunque deja en evidencia el costo humano y político de estas estrategias.

    Mientras las liberaciones marcan un paso hacia la desescalada en la relación bilateral, la situación de los presos políticos y la estabilidad regional siguen siendo temas críticos que mantienen en vilo a la comunidad internacional.

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