El papa León XIV clausuró el Jubileo de los Jóvenes con una misa multitudinaria en Tor Vergata, donde más de un millón de peregrinos de 146 países escucharon su llamado a rechazar el consumismo, construir un mundo más humano y defender la paz. El evento marcó el acto más masivo de su pontificado y la jornada juvenil más concurrida desde el año 2000.
Roma vivió este fin de semana uno de los momentos más significativos del pontificado de León XIV. Con más de un millón de personas reunidas en la explanada de Tor Vergata, el papa clausuró el Jubileo de los Jóvenes con una misa que ya se considera histórica tanto por su magnitud como por el mensaje que dejó.
Según cifras oficiales del Vaticano, peregrinos de 146 países acamparon desde el sábado para asistir a la eucaristía final del Año Santo Juvenil. La Secretaría del Gobierno en Roma confirmó que todas las áreas del lugar estaban completamente ocupadas, respaldando la cifra récord de asistentes.
Desde el altar principal, León XIV pidió a los jóvenes “aspirar a cosas grandes” y no conformarse con una vida centrada en el consumo. “Comprar, acumular, consumir no es suficiente. Necesitamos alzar los ojos”, dijo el pontífice, en una homilía leída en italiano, inglés y español.
También instó a los jóvenes a vivir con propósito, a rechazar los dictados del algoritmo y la lógica superficial de las redes sociales, y a cultivar relaciones sinceras. “No se conformen con menos. La santidad está al alcance de todos, allí donde estén”, proclamó.
La paz como bandera global
Uno de los momentos más emotivos fue el rezo del Ángelus, en el que León XIV recordó a los jóvenes de las regiones en guerra. “¡Estamos con la gente joven de Gaza y con los jóvenes de Ucrania! Con todas aquellas tierras ensangrentadas por la guerra”, exclamó ante un mar de peregrinos que respondió con aplausos.
A lo largo del fin de semana, el papa exhortó a los asistentes a convertirse en «misioneros de paz» y reafirmó su mensaje de que “otro mundo es posible” si se apuesta por el diálogo y la esperanza.
La organización del Jubileo implicó un esfuerzo de dos años. El lugar elegido, Tor Vergata, ya había sido escenario de la Jornada Mundial de la Juventud en el año 2000 con Juan Pablo II. Para esta edición, se rehabilitó la emblemática estructura de la ‘Vela’, diseñada por Santiago Calatrava y abandonada durante más de dos décadas.
León XIV llegó en helicóptero la mañana del domingo y recorrió el sitio en papamóvil, saludando a los asistentes. En el altar lo acompañaron 450 obispos y más de 700 sacerdotes.
Noche de vigilia y convivencia global
La noche del sábado fue una vigilia de oración y convivencia. Jóvenes de todos los continentes durmieron al raso o en tiendas de campaña. La lluvia despertó a muchos durante la madrugada, pero también reforzó el espíritu solidario. “Traíamos poco, pero unos amigos nos dieron refugio”, relató José, un peregrino hondureño.
La misa se celebró sin incidentes, con un ambiente marcado por el entusiasmo juvenil, el fervor religioso y el simbolismo de una generación que busca dejar huella.
León XIV rindió homenaje a su antecesor, el papa Francisco, iniciador del Año Santo 2025. En su homilía, lo citó: “No nos alarmemos si nos sentimos sedientos, inquietos, incompletos, deseosos de sentido. ¡No estamos enfermos, estamos vivos!”.
Antes de retirarse, León XIV convocó a los presentes a la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Seúl, en 2027. El evento cerró con un mensaje de unidad que cruzó fronteras, lenguas y culturas, consolidando a León XIV como una figura central en el diálogo global entre fe, juventud y justicia social.
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