El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó este domingo que las instalaciones nucleares de Irán sufrieron daños severos tras el bombardeo ordenado por el presidente Donald Trump. De acuerdo con el director general del organismo, Rafael Mariano Grossi, el sitio de Natanz quedó “completamente arrasado”, mientras que la planta de Isfahán está “prácticamente inoperativa”.
Grossi brindó estas declaraciones en entrevista con CNN, luego de que expertos del organismo analizaran imágenes satelitales y reportes técnicos. El OIEA, adscrito a Naciones Unidas, ha sido el encargado de vigilar durante años las actividades nucleares iraníes, en particular después del acuerdo firmado en 2015 entre Irán y las principales potencias.
En esta ocasión, el jefe del organismo advirtió que los tres sitios atacados —Natanz, Isfahán y Fordó— recibieron impactos directos, aunque no todos los daños pudieron ser verificados. Según explicó, en Fordó se encontraron “claras indicaciones de impactos” en las instalaciones subterráneas, pero no se logró determinar la magnitud total del daño debido a las condiciones técnicas del sitio.
Natanz, completamente destruida; Isfahán, fuera de operación
“En Natanz, todas sus instalaciones de superficie han quedado completamente destruidas”, detalló Grossi. El sitio, ubicado en el centro de Irán, ha sido clave en el proceso de enriquecimiento de uranio. Diversos informes previos ya habían señalado que allí se desarrollaban avances técnicos sensibles para el régimen iraní.
Isfahán, por su parte, habría recibido una serie de impactos directos de misiles Tomahawk, según datos confirmados por el OIEA. El daño alcanzó a los sistemas de procesamiento y a la red eléctrica interna de la planta. Grossi afirmó que actualmente está “prácticamente inoperativa”.
Ambos complejos ya habían sufrido ataques en los últimos días. Fuentes militares israelíes habían confirmado una serie de sabotajes atribuidos al Mossad, especialmente contra Natanz. Sin embargo, la ofensiva liderada por Estados Unidos el sábado marcó una escalada significativa en la destrucción de infraestructura nuclear iraní.
Grossi también reconoció que Irán no ha sido del todo transparente con el OIEA en los últimos meses. La falta de acceso pleno ha dificultado el monitoreo técnico sobre el terreno. No obstante, enfatizó que no existe evidencia concluyente de que el régimen estuviera en proceso de fabricar un arma nuclear.
“Esa falta de cooperación no prueba que Teherán estaba construyendo una bomba, como lo han afirmado tanto Estados Unidos como Israel”, subrayó el argentino, quien lleva años liderando los esfuerzos de supervisión internacional sobre el programa nuclear iraní.
Las declaraciones del OIEA podrían tener impacto en la narrativa diplomática. Mientras Washington justifica el ataque como una acción preventiva para frenar la proliferación, Teherán lo califica como una agresión sin fundamento legal.
La destrucción de las plantas ha provocado una nueva ola de tensión en Medio Oriente. Irán ha advertido que responderá al bombardeo. Además, el Parlamento aprobó una recomendación para cerrar el estratégico Estrecho de Ormuz, lo que podría paralizar el 20 % del suministro mundial de petróleo.
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