Donald Trump enfrenta una creciente presión política y mediática para hacer públicos los archivos del caso de Jeffrey Epstein. Su base más leal, incluidos congresistas del ala MAGA, exige transparencia total tras declaraciones contradictorias del Departamento de Justicia encabezado por la fiscal general Pam Bondi. Aunque el presidente ha defendido a Bondi, sus seguidores acusan al gobierno de proteger a figuras poderosas involucradas en el escándalo.
Durante una conferencia en la Casa Blanca, Trump declaró que Bondi tiene libertad para revelar “todo lo que considere creíble”, pero aseguró no entender “la fascinación con este tema sórdido pero aburrido”. Añadió: “Lo ha manejado muy bien y la decisión es suya”. Cuando se le preguntó si su nombre aparece en los archivos, respondió: “No, no”.
Presiones internas y teorías sobre un encubrimiento político
Las tensiones aumentaron después de que el Departamento de Justicia negara la existencia de una “lista de clientes” de Epstein, contradiciendo declaraciones anteriores de Bondi. La polémica creció cuando Elon Musk escribió en X: “Donald Trump está en los archivos de Epstein. Esa es la verdadera razón por la que no se han hecho públicos”, comentario que más tarde eliminó.
Pese al llamado de Trump a dejar atrás el tema, varias figuras republicanas expresaron su inconformidad. Marjorie Taylor Greene respaldó la divulgación completa de los archivos. Lauren Boebert propuso nombrar un fiscal especial si no se publican. El senador John Kennedy también se sumó: “El pueblo quiere saber a quién vendía [Epstein] esas mujeres y por qué no han sido procesados”.
El escándalo se reactivó cuando se recordaron declaraciones de febrero, en las que Bondi afirmaba tener “la lista sobre su escritorio”. Su vocero aclaró después que hablaba del expediente general, no de una lista de clientes específica.
Los archivos de Epstein y una muerte aún cuestionada
Jeffrey Epstein murió en 2019 en una celda de Nueva York. Según el FBI y el Departamento de Justicia, se suicidó. Ambos organismos publicaron imágenes y un memorando que respalda esta versión. El documento afirma que no existen pruebas para procesar a terceros ni indicios de chantaje a personajes públicos.
Pese a eso, algunos funcionarios ahora en el gobierno de Trump, como Kash Patel y Dan Bongino —actualmente en altos cargos del FBI—, habían cuestionado la versión oficial antes de asumir sus puestos. Hoy, ambos respaldan la hipótesis del suicidio.
El gobierno asegura haber revisado más de 300 gigabytes de evidencia. Aun así, los sectores más radicales del Partido Republicano siguen desconfiando. En una reciente rueda de prensa, Bondi evitó responder preguntas sobre el caso y concluyó: “No voy a hablar de Epstein”.
Mientras la presión aumenta, algunos congresistas demócratas intentaron forzar una votación para divulgar los archivos completos. No tuvieron éxito. La bancada republicana bloqueó el intento al argumentar que la administración Biden tampoco los hizo públicos cuando tuvo oportunidad.
Los analistas coinciden en que, si el gobierno de Trump no da un golpe de transparencia pronto, el costo político podría escalar. En año electoral, este caso podría convertirse en un frente interno incómodo que fracture aún más al Partido Republicano.
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