La tensión en el estrecho de Taiwán volvió a escalar este viernes luego de que China desplegara una fuerza aérea sin precedentes hacia la isla, acompañada de una dura advertencia política del presidente Xi Jinping: “Taiwán es parte de China. Su independencia ha fracasado”.
En una declaración oficial, el vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Guo Jiakun, afirmó que la isla gobernada por el Partido Progresista Democrático (PDP) “no puede cambiar la realidad de que Taiwán es parte de China” ni evitar “la tendencia histórica de la reunificación”.
La respuesta de Pekín surge tras el tránsito del buque británico HMS Spey por el estrecho de Taiwán, un movimiento que fue celebrado por el gobierno taiwanés y calificado como “provocación” por las autoridades chinas. Según Guo, países como Reino Unido amenazan “la soberanía y la seguridad de China en nombre de la libertad de navegación”.
Despliegue militar: el mayor en ocho meses
El Ministerio de Defensa Nacional de Taiwán informó este 20 de junio que 46 aeronaves chinas ingresaron a su Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ), incluyendo cazas de combate, bombarderos, helicópteros y drones.
Al menos 26 de estos aparatos cruzaron la línea media del estrecho, considerada por décadas como un límite tácito entre ambos gobiernos.
Entre las regiones afectadas estuvieron el norte, el suroeste y el este de la isla. También se detectaron cuatro drones que sobrevolaban la zona de Kinmen, un archipiélago taiwanés muy próximo a la costa continental de China.
Esta incursión representa el mayor despliegue militar aéreo de China sobre Taiwán desde octubre de 2024, y se produce apenas un día después de que el presidente taiwanés, William Lai, llamara a reforzar la vigilancia nacional frente a la creciente presión militar del régimen de Xi Jinping.
Beijing presiona; Taiwán responde con diplomacia
Taiwán, que se gobierna de manera autónoma desde 1949, ha sido objeto de un cerco diplomático y militar cada vez más asfixiante por parte de China. En los últimos años, Pekín ha intensificado las maniobras en torno a la isla y presiona a otros países para que no reconozcan su soberanía.
El Ejecutivo de William Lai respondió a la nueva amenaza reiterando que Taiwán “no cederá ante la intimidación militar” y agradeció el apoyo internacional. “Países de ideas afines deben contribuir a la estabilidad en el Indo-Pacífico”, señaló la cancillería taiwanesa tras el paso del HMS Spey.
Sin embargo, la postura de Xi Jinping es clara: no descarta el uso de la fuerza para lograr lo que denomina “la reunificación completa de China”.
Esta frase, utilizada de forma reiterada en discursos del Partido Comunista, se interpreta como una amenaza directa de invasión en caso de que Taiwán declare su independencia de manera formal o profundice sus relaciones internacionales.
Estados Unidos monitorea la situación
La Casa Blanca no ha emitido una reacción oficial inmediata, pero funcionarios del Pentágono señalaron bajo condición de anonimato que “el aumento de actividad militar china es motivo de seria preocupación”.
Washington ha reiterado su política de “una sola China”, pero también se ha comprometido a ayudar a Taiwán a defenderse en caso de agresión armada. La venta de armamento estadounidense y las visitas de congresistas a Taipéi han sido fuente constante de fricción con Pekín.
La comunidad internacional observa con alarma la evolución del conflicto. Una confrontación directa entre China y Taiwán podría arrastrar a potencias globales, desestabilizando el comercio marítimo y los equilibrios geopolíticos del Pacífico.
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