La decisión de la Fiscalía de Estados Unidos de no buscar la pena de muerte contra Ismael “El Mayo” Zambada, Vicente “El Viceroy” Carrillo Fuentes y Rafael Caro Quintero marca un punto de inflexión en los casos de estos tres líderes de cárteles mexicanos, según reportes de Reuters y AP.
Los tres, extraditados desde México y enfrentando cargos por narcotráfico en el tribunal federal de Brooklyn, Nueva York, se han declarado no culpables. Aunque evitan la pena capital, su futuro legal en EE. UU. sigue siendo incierto, con posibilidades que van desde cadenas perpetuas hasta potenciales acuerdos de cooperación.
El Caso de Ismael “El Mayo” Zambada
Ismael Zambada, de 77 años, histórico líder del Cártel de Sinaloa, enfrenta 17 cargos relacionados con el tráfico de cocaína, heroína, metanfetaminas y fentanilo, según CBS News. Arrestado en Texas en julio de 2024 tras lo que describió como un secuestro orquestado por Joaquín Guzmán López, hijo de “El Chapo”, Zambada podría beneficiarse de su avanzada edad y problemas de salud. Mike Vigil, exjefe de operaciones especiales de la DEA, señaló a Infobae México que Zambada podría enfrentar entre 5 y 10 años de prisión, lo que, dado su estado, podría permitirle morir por causas naturales fuera de la cárcel. Su abogado, Frank Pérez, celebró la decisión como “un paso hacia una resolución justa”, sugiriendo posibles negociaciones, aunque Vigil cuestiona qué información relevante podría ofrecer Zambada, dado que no hay figuras de mayor rango que él en el cártel.
Vicente Carrillo Fuentes, de 62 años, exlíder del Cártel de Juárez, enfrenta cargos por tráfico de cocaína y marihuana, conspiración para asesinar testigos y homicidios relacionados con su organización, según lopezdoriga.com. Extraditado en febrero de 2025 junto a otros 28 capos, su caso es menos flexible debido a la gravedad de los delitos. Vigil estima que, al igual que Joaquín “El Chapo” Guzmán, condenado a cadena perpetua en 2019, Carrillo Fuentes podría pasar el resto de su vida en una prisión de máxima seguridad como ADX Florence. La falta de comentarios de su defensa sugiere una estrategia cautelosa, con pocas posibilidades de un acuerdo favorable a menos que ofrezca información significativa sobre redes delictivas activas.
Rafael Caro Quintero: Un legado de violencia
Rafael Caro Quintero, de 72 años, conocido como “El Narco de Narcos”, es acusado de liderar el Cártel de Guadalajara y de orquestar el secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena en 1985, un caso dramatizado en Narcos: México. También enfrenta cargos por tráfico de heroína, metanfetaminas, marihuana y cocaína. Su abogada, Elizabeth Macedonio, expresó su deseo de “resolver el caso rápidamente” tras la decisión de no buscar la pena de muerte, según Newsday. Sin embargo, Vigil considera que, dado su historial y la presión política en EE.UU., Caro Quintero probablemente enfrentará cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional. Su extradición en 2025, tras años de evasión, refuerza la determinación de las autoridades estadounidenses de mantenerlo encarcelado.
La decisión de la fiscal general Pam Bondi de descartar la pena capital, comunicada a los jueces Brian Cogan, Frederick Block y Joan M. Azrack, podría responder a presiones diplomáticas de México, que se opone a la ejecución de sus ciudadanos, según Bonnie Klapper, exfiscal de narcóticos, citada por Los Angeles Times. Esta medida también podría facilitar futuras extradiciones, un punto crítico en la cooperación bilateral contra el crimen organizado. Sin embargo, la decisión contrasta con las declaraciones de Donald Trump, quien ha abogado por la pena de muerte para narcotraficantes, lo que sugiere consideraciones estratégicas en el contexto de las relaciones México-EE. UU.
Un futuro de negociaciones o encarcelamiento
Aunque la eliminación de la pena de muerte abre la puerta a posibles acuerdos de culpabilidad, los tres enfrentan sentencias severas. Zambada podría negociar un trato más favorable debido a su edad y salud, pero Caro Quintero y Carrillo Fuentes, con menos margen de maniobra, probablemente enfrenten cadenas perpetuas. Los casos, que se desarrollan en el mismo tribunal donde “El Chapo” fue condenado, reflejan el peso de la justicia estadounidense contra los cárteles mexicanos. La cooperación de Ovidio Guzmán López, otro líder de Sinaloa que se declaró culpable en Chicago, sugiere que acuerdos similares podrían estar en el horizonte, pero dependerán de la información que cada capo pueda ofrecer sobre redes criminales activas.
En conclusión, mientras Zambada podría obtener una sentencia reducida, Caro Quintero y Carrillo Fuentes enfrentan un futuro de reclusión prolongada en prisiones de alta seguridad, consolidando el esfuerzo de EE. UU. por desmantelar las estructuras de los cárteles de Sinaloa y Juárez.
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