La fuga de Zhi Dong Zhang, alias «Brother Wang», un presunto narcotraficante chino con vínculos con cárteles mexicanos, ha provocado tensión en las negociaciones de seguridad entre México y EE. UU., según un reporte del Wall Street Journal. Su escape de prisión domiciliaria en Ciudad de México ocurre mientras ambos gobiernos intentan cerrar un acuerdo bilateral sobre seguridad y cooperación antidrogas.
Zhang, identificado como figura clave en operaciones del Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), fue detenido en octubre de 2024. Su captura fue resultado de un operativo conjunto entre la Secretaría de Marina, la Defensa Nacional, la SSPC y la FGR.
El gobierno estadounidense lo acusa de traficar más de mil kilos de cocaína, mil 800 kilos de fentanilo y 600 kilos de metanfetamina, además de lavar anualmente más de 150 millones de dólares a través de redes transnacionales.
Escapa tras beneficio judicial y bajo custodia oficial
Pese a su alto perfil, el ciudadano chino recibió el beneficio de la prisión domiciliaria por orden de un juez federal. Su fuga ocurrió en Cuajimalpa de Morelos, bajo la supuesta custodia de elementos de la Guardia Nacional, lo que generó cuestionamientos sobre la eficacia institucional y posibles omisiones deliberadas. La presidenta Claudia Sheinbaum reconoció públicamente el escape a mediados de julio.
Desde entonces, las autoridades mexicanas desconocen su paradero. Para las agencias estadounidenses, esto representa una afrenta directa a sus esfuerzos de cooperación en materia de seguridad transfronteriza. La orden de extradición que pesaba sobre Zhang fue emitida desde Atlanta, Georgia, donde se le imputa asociación delictuosa, tráfico internacional de drogas y lavado de dinero.
Sheinbaum enfrenta presión de Washington y críticas internas
Según el Wall Street Journal, la fuga «enfureció» a la presidenta Sheinbaum, quien enfrenta presión directa por parte del expresidente Donald Trump. Su equipo exige que México desmantele de forma urgente las redes criminales vinculadas al contrabando de fentanilo. En medio de estas tensiones, la Administración Trump habría insinuado que casos como el de Zhang ponen en duda la voluntad del nuevo gobierno mexicano para enfrentar al crimen organizado.
Además de su historial criminal, Zhang usaba múltiples alias como “Li Gong Sun Chang”, “Ku Li Hernández”, “Pancho” o “BW”, lo que dificultaba su rastreo internacional. La DEA lo ubica como pieza clave de una red que opera en América, Asia y Europa, con capacidad logística para mover toneladas de estupefacientes y ocultar fondos a través de paraísos fiscales.
El incidente ocurre justo cuando Sheinbaum ha afirmado que el nuevo acuerdo bilateral con EE. UU. sobre seguridad está “prácticamente cerrado”. Sin embargo, tras la fuga de «Brother Wang», las negociaciones podrían verse condicionadas por nuevos requisitos o auditorías externas, particularmente sobre los mecanismos de vigilancia y extradición.
Un caso que expone debilidades judiciales y diplomáticas
La liberación de un presunto capo de alto perfil bajo el argumento de prisión preventiva domiciliaria representa, en términos diplomáticos, un retroceso para México. Washington ha insistido en que el país refuerce el Estado de derecho y reduzca la impunidad, particularmente en casos de crimen organizado internacional.
Por su parte, el gobierno mexicano ha evitado confrontaciones directas, aunque el enojo presidencial por el caso de Zhang confirma que hay malestar interno.
Si bien aún no hay ruptura formal en las negociaciones bilaterales, este episodio podría alimentar narrativas ya utilizadas por el ala más dura del Partido Republicano, que acusa a México de ser “cómplice pasivo” del tráfico de fentanilo. La narrativa cobra fuerza a meses del proceso electoral estadounidense.
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