La confirmación del nuevo relevo pastoral encendió expectativas entre fieles y sacerdotes en Quintana Roo. El papa León XIV aceptó la renuncia de Pedro Pablo Elizondo Cárdenas y designó a Salvador González Morales como nuevo obispo de la Diócesis Cancún-Chetumal, un movimiento que marca una transición relevante en la vida religiosa del estado. La comunidad católica reaccionó con sorpresa, pero también con una mezcla de esperanza frente a la llegada del nuevo guía espiritual, cuya primera intervención dejó ver un ánimo cercano y dispuesto al acompañamiento.
Transición marcada por la institucionalidad y el peso de la historia
El proceso inició hace año y medio, cuando el ahora obispo emérito Pedro Pablo Elizondo presentó su renuncia por motivos de edad, siguiendo los lineamientos del Derecho Canónico. Aunque el trámite quedó en pausa tras el fallecimiento del papa Francisco, fuentes eclesiales confirmaron que la resolución llegó finalmente desde el pontificado de León XIV, quien avaló el relevo. La noticia cayó de forma inesperada en algunos sectores de la Iglesia local, pero no impidió que los sacerdotes comenzaran ya con la organización para la próxima toma de posesión del nuevo obispo.
El legado de Elizondo no es menor. Originario de Michoacán y miembro de los Legionarios de Cristo, tomó las riendas de la entonces Prelatura Cancún-Chetumal en 2004, nombrado por Juan Pablo II. Durante su gestión, impulsó la expansión territorial, fortaleció la presencia pastoral en colonias y comunidades apartadas, y en 2020 encabezó la elevación de la Prelatura a Diócesis, un cambio histórico que colocó a Quintana Roo en un nuevo nivel dentro de la estructura eclesial mexicana.
Su retiro a los 76 años representa el cierre de un ciclo que dejó huella en parroquias urbanas y rurales. Según el padre Hubert Reiner, responsable de la cuasiparroquia de la Santa Cruz en Playa del Carmen, «Pedro Pablo Elizondo puso en el mapa diocesano a Quintana Roo» y trabajó para que los templos crecieran donde antes no existían.
Un nuevo liderazgo en territorio de rápido crecimiento
La llegada de Salvador González Morales, quien se desempeñaba como obispo auxiliar de la Arquidiócesis de la Ciudad de México, abre una etapa distinta para una diócesis que enfrenta retos por el crecimiento acelerado de Cancún, Playa del Carmen y Tulum. En su primera declaración pública, González expresó sorpresa y entusiasmo: «Manifestar mi sorpresa, mi alegría y esperanza al haber recibido la noticia de que el papa León XIV me había encomendado el servicio de caminar junto con ustedes».
El nuevo obispo también dedicó palabras de reconocimiento a su antecesor y marcó una línea de continuidad basada en el acompañamiento pastoral. Su estilo, según sacerdotes consultados, podría combinar cercanía con una estructura más dinámica ante las necesidades sociales de la región.
En los siguientes días, la Diócesis convocará formalmente a la comunidad a la ceremonia de toma de posesión, un momento esperado por clérigos y fieles que deberán expresar fidelidad al nuevo pastor. El evento se perfila como uno de los actos religiosos más relevantes del cierre de año en Quintana Roo.
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