Playa del Carmen y Akumal ofrecen un corredor natural donde la selva y el mar se mezclan con una gastronomía diversa que atrae a viajeros de todo el país. Este recorrido describe un día completo entre ambos destinos, desde un desayuno con esencia local hasta una cena frente al mar, pasando por playas vírgenes, fauna costera y rincones para disfrutar bebidas artesanales. El trayecto es corto, pero está rodeado de paisajes que cambian drásticamente: arenas blancas, tonos turquesa, manglares, caminos selváticos y zonas donde todavía es posible ver aves migratorias, iguanas y hasta tortugas marinas. Con ello, el viaje se convierte en una experiencia sensorial que combina naturaleza, cultura y gastronomía, ideal para quienes buscan una escapada cercana desde cualquier punto de Quintana Roo.
Un inicio entre selva baja y aroma a café
El día puede comenzar en Playa del Carmen, donde la selva baja rodea varios asentamientos y aún conserva áreas donde se escuchan aves como el tucán esmeralda, el pájaro carpintero y pequeñas parvadas de calandrias. Para desayunar, una parada recomendable es La Cueva del Chango, un restaurante emblemático con mesas entre vegetación nativa. Allí hay chilaquiles preparados al momento, pan dulce casero y jugos naturales elaborados con frutas de temporada. Esta zona, ubicada cerca de la Quinta Avenida pero aislada del ruido, permite un arranque tranquilo antes de tomar carretera hacia Akumal.
Camino por la Riviera: selva, cenotes y costa abierta
La carretera federal que une Playa del Carmen con Akumal es un corredor donde la selva se abre de forma intermitente y deja ver formaciones kársticas, accesos a cenotes y tramos donde varios animales cruzan al amanecer. No es raro encontrar iguanas calentándose en las rocas o coatíes moviéndose entre arbustos. El trayecto es fluido y permite llegar en menos de cuarenta minutos a las caletas de Akumal, un sitio conocido por su mar calmo y por la presencia de tortugas verdes que se alimentan en sus pastos marinos.
Akumal: playas amplias, fauna marina y descanso
Una vez en Akumal, la primera impresión es la claridad del agua. Desde la orilla se observan cardúmenes pequeños, mantarrayas juveniles y, en ciertas temporadas, tortugas que emergen para respirar. Las playas son más tranquilas que en otros puntos de la Riviera, por lo que es posible nadar, hacer esnórquel o descansar bajo sombra natural. La península ofrece sectores donde la selva se acerca al mar y genera áreas frescas para caminar sin alejarse demasiado.
Sabores a mitad del día en la costa de Akumal
Para el almuerzo, La Buena Vida es una opción que destaca por su vista abierta al mar y por su menú basado en pesca fresca, ceviches, tacos de camarón y bebidas tropicales. El lugar mantiene un ambiente relajado y suele ser punto de encuentro para viajeros que buscan comida abundante sin formalidades. También hay opciones en Akumal Pueblo, con fondas que preparan cochinita pibil, frijol con puerco y empanadas de cazón.
Un alto para refrescarse: cerveza artesanal cerca de Playa
Durante el regreso a Playa del Carmen, una parada posible es The Beer Box o Club Cervecero, donde hay cervezas artesanales mexicanas y opciones internacionales. Es un alto rápido que permite descansar después de un día de playa. Hay mesas amplias y un ambiente casual, ideal para quienes quieren probar algo distinto al típico cóctel playero.
Cena entre mar y ambiente caribeño
El día puede cerrar en Playa del Carmen con una cena frente al mar en restaurantes como Indigo Beach o en espacios más íntimos como Plank, donde predominan pescados, cortes al carbón y platillos contemporáneos. Ambos combinan iluminación cálida, música discreta y servicio cercano, lo que crea una atmósfera adecuada para finalizar un recorrido extenso pero accesible para cualquier viajero.
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